Términos como “Ciberacoso”, “Violencia virtual” y “Trolling” se han convertido en algo cada vez más común. LAS MUJERES A NIVEL MUNDIAL TIENEN 27 VECES MÁS PROBABILIDADES DE SER ATACADAS EN INTERNET. Las plataformas on-line se utilizan cada vez más para perpetrar acoso y puede incluir comportamientos como el monitoreo de perfiles de redes sociales o correos electrónicos, abuso en redes sociales, como FACEBOOK, INSTAGRAM, TIKTOK, TWITTER, o más intensamente en APPS DE CITAS, compartiendo fotos o videos íntimos sin su consentimiento, usando localizadores GPS o software espía.
Una muestra de alrededor de tres mil personas de 12-45 años determinó que desde el inicio de la pandemia un alza significativa en los casos de acoso on-line:
- 40 % de los jóvenes de entre 12 y 17 años han sido acosados on-line
- 65% corresponde al porcentaje de abusos en los cuales los responsables fueron hombres
- 24% de los encuestados afirmó haber sufrido algún tipo de acoso mediante fotos o imágenes; de los cuales
- 18% confirmó que se trató de imágenes sexuales o desnudos tomados sin consentimiento
- 10% reconoció que era común enviar o distribuir fotos sexuales a terceros sin consentimiento
- 1 de cada 10 recibió amenazas relativas a difundir sin aprobación material de este tipo
- Las agresiones sobre las mujeres son mayores frente a los varones; Instagram es el sitio de redes sociales donde la mayoría de los jóvenes informan haber experimentado ciberacoso.
- 47% de los encuestados afirmó experimentar algún tipo de hostigamiento tendiente al acoso en la plataforma, por lo menos una vez.
Las víctimas expuestas al temor continuo de ser humilladas públicamente, dejan de usar las redes sociales y otras aplicaciones relevantes en un intento de escapar de su agresor, pero esto es difícil de conseguir, la posibilidad de que la extorsión continue por otro medio es alta. El acoso on-line comprende acciones de: pornovenganza, violencia, extorsión digital, filmación ilícita, streaming no autorizado, distribución de fotos de desnudos, upskirting y cyberflashing. Las ventajas adquiridas por los agresores en el medio digital residen fundamentalmente en el anonimato y la posibilidad de construir identidades sintéticas”, destacan desde la consultora.
Identificamos un nuevo formato de agresión, Cyberflashing, es el acto de enviar imágenes obscenas no solicitadas, a través de plataformas de mensajería como WhatsApp y Telegram o mensajes directos en RRSS. La naturaleza no consentida de esta conducta la convierte en violatoria e intrusiva, sintiéndose “asqueadas” y “vulneradas”. En varios países en donde el Cyberflashing se ha clasificado como un delito sexual, se observa en numerosas oportunidades que varios delincuentes llevados ante la justicia por delitos sexuales graves, fueron previamente denunciados por esta falta.
Existe un amplio abanico de modalidades, dada la mayor exposición y mejores capacidades para crear nuevas formas de agresión y en algunos casos estafas. El principal problema es la falta de estadísticas oficiales y la NO DENUNCIA por parte de los damnificados. “Solo 1 de cada 10 personas lo cuenta y/o denuncia, dado que las víctimas pueden sentirse avergonzadas”.
Una de las modalidades de sextorsión se asemeja a un ‘ataque de phishing’. Las víctimas reciben un mensaje o mail en el que las amenazan con compartir videos de ellos mismos accediendo a sitios web para adultos, y en muchos casos ofrecen “pruebas de vida” como detalles técnicos o la contraseña de la persona para que parezcan aún más creíbles y piden a cambio un pago en bitcoins.
Utilizan suplantación de identidad, los delincuentes crean perfiles falsos de redes sociales para atraer a las víctimas y persuadirlas para que realicen actos sexuales frente a la cámara de su dispositivo. Luego, las amenazan con distribuir los videos a menos que se pague un rescate.
Con las apps de citas, como Tinder, Happn, Second Life, Quarentine Together, etc., los estafadores buscan ganarse la confianza de la víctima, tal vez participar en sexting y luego pasar a una plataforma que permita compartir fotos y videollamadas. Los agresores entablan un vínculo con la víctima que cada vez se torna más real y aumentan sus demandas pidiendo fotos o videos sexualmente explícitos que finalmente serán el sustento de la extorsión.
Muchas personas que reciben estas fotos las envían a otros, haciendo que la imagen de una víctima circule on-line indefinidamente. Cualquier persona que alguna vez haya enviado una foto desnuda o un video sexualmente explícito, es una potencial futura víctima de sextorsión. Nunca podemos estar seguros de cómo se maneja, almacena, usa e incluso difunde dicho material
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